Comer Negros, ¡cuán enorme placer!

Negros esclavizados¡Cuán enorme placer
y sabrosura comer Negros!
Pues porque les hubo de parecer
necesario y bastante delicioso hacerlo,
numerosos ‘blancos’ ayer
en guarismo de millones se los ‘comieron’
cuando de sus comarcas originarias
los secuestraron a la violencia recurriendo;
o cuando los compraban o los canjeaban
para, enceguecidos por la codicia del dinero,
en condición de mercancías
movilizarlos en unos barcos que más en realidad eran
como necrópolis en el mar habidas;
para ya en tierra
–en especial en poblaciones americanas-
esclavizados, los tales ‘amos’
ponerlos a las bravas a laborar a pan y agua
y en general con los vejámenes más despiadados
–casi siempre a punta de latigazos-.
Todo por considerarlos carentes de alma.
Deshumanizados, pues.
O, según, “reses que hablaban”.
Por igual se los hubieron de ‘comer’
cuando muchos de sus culturales rasgos
los obligaron a olvidarlos
para, en cambio, imponerles los de ‘blancos’.
Se los ‘comieron’, además,
cuando de sus familias los separaban
para de melancolía más hacerlos penar;
sucediendo que también los diasporizaban
para que por compartir lenguas
–o idiomas- ya separados no se comprendieran
y así no pudieran rebeliones planear
en procura de escaparse
rumbo a la libertad.
Ni modo de no rememorarse
que hoy mismo hay
no escasos ‘blancos’ que prosiguen
‘comiendo’ Negros cuando los oprimen
sobre todo impulsados por el irracional racismo
sembrado en sus personalidades endemoniadas,
corroborando su malignismo
que los hace a personas Negras preñarlas
de las ignominias más ensañadas.
Pero en honor al equilibrio es
ineludible hacer saber que hay Negros que
a la par a Negros mismos se los ‘comen’,
que es cuando a ellos los joden
de cualquier manera;
que viene a ser como entre bomberos
haber de pisarse las mangueras,
pese a eso a menudo diciendo
que tal práctica no es más que un embuste,
manque las evidencias abunden.
Tal ‘canibalismo’ por quien sea hecho
y con quien sea consumado.
siempre hay que verlo
como un proceder por Belcebú inspirado;
cosa por la que no dejo,
asombrado, de indagar: ¿Por qué Dios
no impide que pase aquello,
siendo su Poder superior
al del aludido asqueroso Satanás
que no hace sino inculcar y desencadenar el mal?



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