Sangrando por mi Chocó que sangra

No me he cortado, ni me han cortado.
No me han abaleado, ni yo mismo me he abaleado…
Pero hoy a chorros mi alma se la pasa sangrando.
Sangra mi alma por saber que anda mi Chocó,
por culpa de chocoanos y no chocoanos,
hundido en el mar de la violencia; que drama peor
por una pobreza que galopando es que marcha.
Tal violencia con olor a barbarie cuando secuestrada
en sus propias ranchas la gente de bien; debiendo, ¡ajá!,
incluso pedirles permiso a los malandros para mear,
cagar, comer y más; como asomarse por rendijas
más para ver caer pichas de agua, o para recibir sol.
Personas mueren por robarlas; porque lo que les pidan,
como vacuna, no pagarlo. Por causas que más son…
Pese a ser peliaguda la cosa, no quiero que mi vida
culmine sin seguirle implorando a Dios
por un Chocó que ojalá no le choque a nadie.
Un Chocó que, manque ten con ten, del obscuro guaico
en procura de prosperidad y PAZ se escape.
¡Porque, con flecha, indio el Chocó no ha matado!
Comentarios
Publicar un comentario