Pobres que se creen oligarcas

oligarcas –el “síndrome de doña Florinda”-
no es malo siempre y cuando sea
como inspiración para que sus vidas,
precarias, hayan de mejorarlas.
reprochable siempre será,
señalo, que personas pobres caigan
en el masoquismo de respaldar
en las urnas –o donde quiera-
a los oligarcas
que sin un ñingrí de clemencia
es que los oprimen, es que los avasallan.
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