La ruptura de cadenas
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y de muy pendejo pecas
cuando te hayas de poner a pensar
–y peor si a predicar-
que serán los canibalescos opresores
quienes habrán de aplacar
crueles suplicios que te imponen;
y por los que siempre te la pasas llevado
del Diablo. Quede bien claro
que debes tú mismo ser
quien luche con cañaña para romper
aquellas pesarosas
sociales y materiales cadenas.
¡Es ya la hora,
no vaciles y despierta!
¡Manos a la obra,
porque solo 'guerreando' es que te liberas!
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